4.6. La diferencia de los roles entre el docente presencial y virtual.

La revisión documental planteada como método de investigación, evidencia que hay conciencia de la diferencia del rol del docente en modalidades presenciales y virtuales. Sin embargo, aún no hay claridad sobre la divergencia de roles y funciones que distinguen su acción pedagógica, sobre todo cuando la modalidad es mixta o se estructura a través de espacios presenciales y virtuales, como en el caso del b-learning.

Las diferencias entre un profesor que se desenvuelve en la modalidad presencial tradicional y el docente de los espacios virtuales o mixtos de aprendizaje, no solo se basan en el cambio de espacios y hábitos. De igual manera, se transforman los roles y funciones a desarrollar durante el proceso pedagógico, por lo que el docente presencial pasa de alguien que enseña a ser un facilitador y orientador del aprendizaje a través del diseño de ambientes de aprendizaje, actividades y medios oferentes de una condición colaborativa y autónoma que se ve guiada por la tutoría del docente.

Consecuentemente, González, Padilla y Rincón (2011) distinguen la función de tutoría como primordial en la caracterización del docente en los espacios virtuales o semi-presenciales, empleando acciones de motivación, acompañamiento y planeación de aspectos académicos para incluir al estudiante en una formación significante dentro y fuera del aula escolar. Bien sea como docente en modalidades presenciales o virtuales, su quehacer profesional debe ser valorado por sí mismo, como aquel intelectual transformado capaz de posibilitar espacios de crítica y empoderamiento (Giroux, 2003), reavivando los intereses y convicciones de sus estudiantes a través de la profesión que han optado. Del mismo modo, el docente a lo largo de su praxis en el ámbito pedagógico, debe reconocer de manera autocrítica sus debilidades y fortalezas y generar procesos de autoformación que impliquen una reflexión constante acorde con su crecimiento profesional y personal. Freire (2004) amplía la labor del docente presencial a la toma de postura política, en relación con un sujeto que delibera y cuestiona desde la capacidad de argumentación, ejemplificación y conciencia, producto de una orientación pedagógica y política que lleva a tomar postura sobre determinado tema.





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